Argentina - Buenos Aires - El zar kirchnerista del juego, asociado con Codere, emprendió una ofensiva para quedarse con varias salas de bingo en territorio bonaerense. La necesidad de fortalecer el Estado.
El polémico empresario Cristóbal López, más conocido como el zar kirchnerista del juego por sus estrechos vínculos con el Gobierno nacional y su apoyo económico a la campañas electorales (como así también las ayudas permanentes ante necesidades del matrimonio presidencial), avanza a pasos acelerados en su objetivo de instalarse en la provincia de Buenos Aires. Y manejar, con un puñado de socios, el negocio de las tragamonedas.
Días atrás trascendió que el dueño de la empresa Casino Club, que controla los casinos flotantes de Puerto Madero y las máquinas tragamonedas del hipódromo de Palermo, habría dado pasos sustanciales para comprar los bingos del empresario Aurelio Serra, que están instalados en las localidades de Los Polvorines, Pinamar, Villa Gesell y Olavarría.
Así se estaría concretado lo que este medio anticipo en exclusiva: la sociedad para manejar el juego en la Provincia entre la empresa Codere, que regentea 44 salas de bingos en territorio bonaerense (entre ellas La Plata), con Cristóbal López. Al pacto también se le sumaría Boldt, la empresa que controla el casino Trillenium de Tigre, por temor a perder lo que tiene en la provincia de Buenos Aires.
Pero lo descripto anteriormente es sólo una parte de una estrategia más amplia. Altas fuentes consultadas por Hoy afirmaron que el próximo objetivo de López y de Codere es ir por el Grupo liderado por Daniel Mautone, que es accionista de los bingos de Chivilcoy, Ramallo, Pergamino y del Partido de la Costa.
Las fuentes consultadas afirmaron que “la presión más fuerte sobre este personaje la ejercerían por ser empleador de Héctor Capacciolli (el ex recaudador de la campaña de Néstor y Cristina Kirchner, que renunció luego de una pelea de meses con la entonces ministra de Salud, Graciela Ocaña) y haber operado en su momento a través de Alberto Fernández para ganarle la licitación del Casino Victoria (Entre Ríos) a Cristóbal López, que no sólo pretendía ese megaemprendimiento sino que además ansiaba su competencia más cercana”.
“Como cierre, Cristóbal y Codere van a terminar yendo por el presidente de la Cámara de Bingos, Jorge Pereyra, dueño del Grupo Midas, que opera las salas de bingo de Ciudadela, Hurlingam, Merlo y Caseros. Este último es el costado flaco del empresario, ya que estaría funcionando con un polémico recurso de amparo otorgado por un juez de esa localidad”, dijeron las fuentes.
En ese sentido, la situación irregular en la que estarían operando varias salas de bingo en la Provincia (sólo hay que recordar que el Bingo Platense funcionó durante varios meses con la licencia vencida gracias a un recurso de amparo otorgado por una jueza en lo Contencioso Administrativo) buscaría ser aprovechada por Cristóbal López. Y por eso muchos bingueros, que andan flojos de papeles, optan por guardar silencio frente al avance de López, Codere y Boldt, y así evitar quedarse fuera del negocio.
Desde el mismo momento en que los Kirchner llegaron al poder, comenzó la expansión de Casino Club. Así fue como logró ingresar a la Capital Federal asociándose con la firma Cirsa en la administración de los Casinos Flotantes, y recibió beneficios escandalosos como fue el decreto firmado, pocos días antes de que Kirchner deje el poder, que le concedió la extensión de la explotación de las máquinas tragamonedas del Hipódromo de Palermo hasta el 2027, con posibilidad que se extienda incluso hasta el 2032. Como si eso fuera poco, le habilitó aumentar hasta el 70 por ciento la cantidad de tragamonedas: pasó de 3.000 a 5.100.
Según datos oficiales, sólo en la provincia de Buenos Aires para el año 2010 se espera que el negocio del juego genere $ 8.561 millones (casinos, hipódromos, quinielas, etc.), de los cuales $ 1.899 millones corresponden a las máquinas tragamonedas.
La magnitud del negocio salta a la vista: los recursos que mueve el juego supera a los presupuestos (sumados) de áreas tan álgidas como Seguridad ($ 4.950 millones) y Desarrollo Social ($ 2.934 millones), o duplican con creces el gasto en salud para el año 2010 ($ 4.192 millones) del gobierno provincial.
Ante la magnitud de los recursos antes mencionados, aparece la línea editorial histórica que ha tenido el diario Hoy, que viene proponiendo desde hace 16 años que los recursos del juego sean administrados directamente para el Estado para que, de esa forma, en lugar de servir para enriquecer a unos pocos empresarios, vaya a cubrir las necesidades de los bonaerenses en seguridad, salud y educación.
El problema no radica en cuál es la empresa o empresario que se haga cargo del negocio, ya se trate de Cristóbal López, Codere o Boldt, sino que lo que está en cuestionamiento es la matriz de este tipo de negociados, que siempre parece vinculado con sospechas de corrupción y favoritismos políticos.
Un claro ejemplo fue lo que puso de manifiesto la investigación periodística realizada por la Red 92 (la radio más escuchada de La Plata), en el año 2006, sobre el presunto pago de coimas que se habría concretado para que el gobierno bonaerense, que por entonces presidía Felipe Solá, renovara automáticamente con una resolución administrativa -sin debate legislativo ni consulta popular- las licencias de las salas de bingo. El tiempo transcurrió, pero la resolución que habilitó este tipo de manejos sigue vigente.
¿Cómo es el pacto?
El pasado 19 de agosto Hoy informó que Cristóbal López se habría convertido en un importante accionista de Codere Argentina y Codere Uruguay (la firma española también tiene una fuerte presencia en su país de origen, Colombia, México, Italia, Panamá y Brasil), a cambio de haber aportado dinero que le permitió a los hermanos Martínez Sampedro (propietarios de Codere) acordar la cancelación de una deuda que mantenía con sus ex socios (los hermanos Franco) y que ascendía a 390 millones de euros.
Esto se traduce en que finalmente Cristóbal estaría muy cerca de cumplir su objetivo de ingresar a la provincia de Buenos Aires, donde la empresa española maneja 44 salas de bingo con tragamonedas.
La deuda de los hermanos Martínez Sampedro -que no por casualidad en julio pasado estuvieron en la Argentina- venció en marzo de este año, pero no había podido ser cancelada debido a la crítica situación de Codere Internacional, cuyas acciones se venían derrumbando en las bolsa madrileña como consecuencia de la crisis que golpea con fuerza al viejo continente. Esta situación duró hasta el 29 de julio pasado, cuando la familia Franco y Martínez Sampedro anunciaron el acuerdo -en el que Cristóbal López habría tenido un rol principal- que implicó un fuerte repunte de las acciones.
Diario Hoy
jueves, 10 de diciembre de 2009
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