domingo, 1 de febrero de 2009

Crisis y nuevos operadores ponen a prueba industria de casinos en Chile

Chile - La entrada de San Francisco de Mostazal hizo que el ticket promedio de Viña del Mar cayera 5% en los últimos meses.
La crisis económica mundial, que ya comenzó a sentirse en el país, constituye una dura prueba para el negocio de los casinos en Chile.
Pero no es el único factor que está afectando el funcionamiento de dicha industria. La entrada de 10 nuevas salas de juego -que en su conjunto generan unos US$ 300 millones anuales en ingresos- también ha cambiado el mapa de las apuestas locales y ha presionado a los siete tradicionales operadores del mercado.
La inauguración del casino de San Francisco de Mostazal, de hecho, hizo que en los últimos meses el ticket promedio del casino de Viña del Mar bajara en un 5%. En el sur, la sala de Puerto Varas vio resentidas sus cifras del último trimestre de 2008, por la baja demanda originada en la crisis por la que atraviesa la industria del salmón.
La contracción en el consumo es un tema que se ha visto con fuerza en otras latitudes. En Estados Unidos -uno de los países más importantes en el negocio de los juegos de azar-, luego de 28 años de crecimiento la facturación en las plazas de Atlantic City bajaron un 6,7%, a US$ 4.200 millones, en noviembre pasado. Uno de los más afectados fue el magnate Donald Trump.
En el país, pese a que la crisis es una amenaza, también se ha transformado en una oportunidad.
Los chilenos han optado por tomar vacaciones mayoritariamente dentro del territorio, lo que ha provocado una buena afluencia de público en estos meses de verano. Los nuevos casinos son visitados en la semana en su mayoría por mujeres y personas de la tercera edad, cuenta George Garcelon, gerente general de Monticello Grand Casino. Los fines de semana, agrega, las distintas salas de juego son repletadas por adultos jóvenes, sobre 30 años. Y sobre 80% de los visitantes hace algún tipo de apuestas. Analistas calculan que el consumo promedio en Chile alcanza entre $ 20.000 y $ 40.000 per cápita, cifra que sube a $ 70 mil en el caso de Viña del Mar, que es administrado por Enjoy. Su gerente general, Pier Paolo Zacarelli, afirma que la mayor afluencia de público hizo que el casino de Puerto Varas, también de la cadena en sociedad con los Fischer, mejorara en estos meses veraniegos.
El aumento de visitantes, sin embargo, no deja tranquilos a los nuevos concesionarios. El gerente general del Gran Casino Talca -que fue inaugurado hace apenas dos semanas-, Lientur Fuentealba, lo tiene claro. "Nosotros abrimos las puertas en un escenario de crisis declarada. Por consiguiente esa situación es una condicionante que tenemos que considerar, haciendo promociones especiales, espectáculos, degustaciones, regalos, diseñados para los diferentes grupos de clientes", asegura.
Dado que no tienen historia previa, a los nuevos operadores les es difícil hacer un balance de la crisis. "Nosotros estamos muy contentos, ya que a pesar de no tener un punto de comparación con años anteriores, hemos superado nuestras expectativas. La verdad es que en este tiempo de crisis estamos muy conformes con el desarrollo", explica Garcelon. La misma apreciación tiene el gerente general de, Antay Casino & Hotel en Copiapó, Rodrigo Guíñez, "nuestro crecimiento ha superado los objetivos fijados en esta primera etapa, hemos logrado consolidarnos como el centro de entretención de la Tercera Región", sostiene el ejecutivo.
Frente a la nueva competencia, los casinos tradicionales están buscando alternativas. Viña del Mar, añade Zacarelli, está trabajando "para hacer más eficiente nuestra gestión y ampliar las posibilidades de entretención y ofrecer atractivas alternativas, en conjunto con la Municipalidad de Viña, que es nuestro mandante".
Según la nueva ley de casinos, los operadores deben entregar, a modo de impuestos, el 10% de los ingresos brutos del juego a las municipalidades y otro 10% a los gobiernos regionales, los cuales podrán ser utilizados sólo en obras con un fin de desarrollo, dejando fuera los gastos de administración. Para el primer año, los casinos deberán entregar casi US$ 50 millones por concepto de gravámenes.
Fuente: latercera

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