En el siglo 21, cuando empiezan a cambiar las costumbres y convenciones de la gente y las sociedades, los rudimentarios truhanes que siempre están al tanto de como estafar a gente y o estado, tienen otra herramienta para su 'trabajito' delincuencial.
A la consigna de Pepe el Vivo 'Hecha la Ley hecha la trampa', ahora se tiene que sumar: 'Hecha la tecnología, hecho el programa para desvirgarla'.
Los ladrones tecnológicos siempre han encontrado en los casinos un mejor e inmediato retorno sin mayor riesgo personal, donde puedan usar sus artificios o programas con el objetivo de vencer a la banca o la casa. El caso más palpante se dio varios años atrás cuando un equipo, armado con rubia despampanante que engatusó a los pobres y tristes supervisores y gerentes del Ritz Casino en Londres, y armados también con un teléfono celular y un programa de cálculo de probabilidades, se marchó con una millonaria suma de dinero.
Cuando la gente común y corriente se entera de estos casos, se pregunta porqué los jugadores no pueden usar artefactos y herramientas para jugar en casinos, y siente cierta simpatía con los truhanes, por la audacia que de llevarse grandes dividendos de forma espectacular. Ciertamente, el equipo del Massachussets Institute of Technology (MIT), que supuestamente le ganó a varios casinos usando un método simple para 'contar cartas', le ha dado a esta práctica cierto glamour, especialmente cuando se tiene a alguien como el astro cinematográfico Kevin Spacey, a la cabeza del clan del MIT, en la película, ‘21’, sobre estas aventuras.
La verdad, es que desde que el juego empezó a practicarse, los más hábiles jugadores han contado las cartas para tener una mejor opción de ganar la partida, y a la fecha, quienes quieren jugar en los casinos tradicionales y defender sus porcentajes para un mejor retorno a su 'inversión' cuentan cartas de una forma u otra. Por supuesto que estos jugadores no ganan millones ni los corren de los casinos, porque en el juego, el que es bueno, gana, o por lo menos no pierde.
Con los casinos es igual. Quienes son buenos ganan según sus proyecciones financieras, y quienes tienen huecos dentro de su maquinaria operativa o de controles, van a pasar por malos momentos con la pérdida de valores y reputación. La diferencia es que los casinos tradicionales no usan artefactos ilegales en la práctica de los juegos, que se encuentran reglamentados y controlados con todo el celo de inquisidor de sus reguladores, en sus respectivas jurisdicciones.
Es cuando falta o no es efectiva la supervisión del juego, que es cuando ambos: operadores y jugadores entran al tenebroso terreno de la incertidumbre operativa. Y es este terreno virtual donde se encuentra el juego remoto, y porque no, el juego en línea. Porque hecha la tecnología de estos juegos, definitivamente, programadores inescrupulosos van a tratar de sacarle la vuelta para hacerse de dinero mal habido.
Las campanas de alarma que empezaron a sonar en los casinos de juego indios de California, ha encontrado eco en la Comisión de Juegos del Estado de Nevada, hogar de Las Vegas, por el uso de programas ilícitos de conteo de cartas para el iPhone de Apple. El riesgo para los casinos proviene de un programa para el iPhone llamado 'card counter', a la venta por 3 dólares, que según supuestos jugadores han rendido miles de dólares a sus usuarios. Por lo menos los 15.000 clientes que ha comprado el programa creen que esto es cierto.
Sin duda, los ingenieros de los casinos remotos y virtuales ya deben estar sobre aviso para proteger sus productos, y el resultado del uso y abuso de instrumentos como el iPhone o el iPod touch los debe tener cabezones. Por su parte, los casinos tradicionales solamente tienen que prohibir el uso de estos artefactos con audífono o diente azul. Quienes cuentan cartas que lo hagan con el cerebro y sin ayuda de equipos que los operadores saben muy bien como defender su patrimonio.
Fuente: casinocompendium
jueves, 19 de febrero de 2009
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