lunes, 7 de septiembre de 2009

Una nueva generación de jugadores de póquer se cita en Barcelona

España - El Casino de Barcelona celebra uno de los campeonatos más importantes de Europa, el ganador se llevará 1.5 millones de euros.
Ludópatas, viciosos, temerarios tentadores de la fortuna o profesionales de los naipes. Es el dilema que todo profano en el mundo de las cartas se planteará en caso de dejarse caer estos días por el Casino de Barcelona. Ahí se celebra –hasta el día 9 de septiembre– uno de los campeonatos de póquer más importantes de Europa. La cuantía reservada para el ganador, 1,5 millones de euros, marea. Y las más de seiscientas personas llegadas de todo el mundo para hacerse con ese suculento premio del European Poker Tour (EPT) lo tienen muy claro: "Esto ya es una profesión tan digna como cualquiera".
El póquer vive un auténtico boom. La creciente afición a las partidas por internet y la retransmisión por televisión de campeonatos como el que estos días se celebra en Barcelona podrían empezar a romper con la imagen decadente de un juego, históricamente relacionado con la noche, humo de tabaco, alcohol, mujeres fáciles y broncas.
Los jugadores de póquer de la nueva era son casi adolescentes que han hecho de las timbas una profesión. Esa afición crece en España, a rebufo del éxito vivido en Estados Unidos. En las Vegas, aseguran los nuevos gurús de la escalera de color, las salas más concurridas de los casinos ya no son la de la ruleta rusa o el blackjack. El lleno se ha trasladado a las mesas de póquer.
El perfil del actual jugador de póquer es el de un joven con estudios universitarios que vive esa afición con disciplina militar. Las partidas se hacen en pleno día, en las mesas no corre ni una gota de alcohol y al juego se ha añadido un nuevo factor: el de las probabilidades. En estos campeonatos puede haber hasta cinco cartas boca arriba en la mesa, que el contrincante combina con las dos que le entregan tapadas. Esta modalidad abre la posibilidad a muchas más combinaciones y las matemáticas también juegan. Lo que no ha cambiado son los comportamientos y miradas. El buen jugador de póquer, afirman estos profesionales a los que gusta les miren cuando están en plena faena, sigue siendo aquel capaz de mantener el rictus de la cara ante una buena jugada y el que es también capaz de leer, en el rostro del contrincante, si va o no de farol. Y eso sólo se aprende con muchas horas de tapete.
Los campeonatos han roto también con la imagen del tradicional jugador de póquer. En un casino como el de Barcelona, donde se recomienda vestir con chaqueta, la postal de estos días nada tiene que ver con la de las noches convencionales. La mayoría de jugadores que optan al premio del EPT visten sudaderas y camisetas. Es una imagen que recuerda a las concentraciones de los aficionados a los videojuegos. Muchos llevan gorras, una gran parte se aíslan del ruido del entorno con grandes auriculares que tapan sus orejas y otro alto porcentaje llevan puestas las gafas de sol. ¿Es para desconcertar al adversario? Los jugadores afirman que toda esa vestimenta extra les ayuda a esconder el rostro y, así, a sus contrincantes les cuesta más descubrirlos cuando tienen una buena jugada o van de farol.
Para sentarse en una de las sillas de este campeonato europeo, patrocinado por pokerstars (la mayor sala on line del mundo), hay que pagar 8.000 euros, aunque existen otras vías más económicas a través del juego en internet. Eso da derecho a fichas por valor de 30.000 puntos. Se juega por turnos y los que pierden todas las fichas quedan fuera de la competición.
Conforme avanzan los días se reduce el número de jugadores hasta llegar a la final. "Esto es deporte, disciplina, juego y emoción", asegura Juan Manuel Pastor, miembro del equipo Pokerstars y que hace seis años compite en torneos internacionales. Juan Manuel Pastor revela que cerca de la mitad de jugadores que asisten a estos campeonatos repiten en todos los encuentros. Son los profesionales que ya viven del póquer.
Al torneo de Barcelona se han apuntado un centenar de españoles, una cifra jamás alcanzada en ninguna otra competición. Las mujeres siguen siendo una minoría, aunque las pocas que hay se dejan ver. Es el caso de Vanessa Rousso, una americana licenciada en Derecho que también es del equipo de Pokerstars y famosa por ganar algunos de estos campeonatos.
Fuente: lavanguardia/Javier Ricou

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