martes, 9 de septiembre de 2008

Quién es Roberto Gallardo, el juez enfrentado con el macrismo ?

Argentina - Su enfrentamiento con Ibarra y su pasado radical. Sus medidas contra el gobierno porteño y su amor por la izquierda. Además, sus vínculos kirchneristas y su desopilante anécdota con un mate que terminó en una causa judicial.
Frenó la licitación de mobiliario urbano luego de un recurso de amparo por parte de la empresa Spinazzolla S.A. (y bajo una caución de un millón de pesos).
Dictó otra sentencia en contra del despido de 2300 empleados haciendo lugar a un recurso de amparo presentado por Sutecba (el gremio de los municipales porteños) en el que se obligaba al gobierno a presentar la lista de empleados separados de la gestión y recontratarlos.
También, solicitó que no se remuevan las carpas kirchneristas frente al Congreso luego de una orden de desalojo administrativo por no haber solicitado una autorización al Ejecutivo de la ciudad.
Éstas son sólo tres de las polémicas medidas que tomó en los últimos meses el juez en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad de Buenos Aires, Roberto Gallardo.
En ese contexto, la Procuración porteña, que conduce Pablo Tonelli, decidió comenzar con una serie de recusaciones sobre su accionar. Por este motivo, hoy el juez dijo que se pretende “vaciar” su juzgado en medio de una insólita conferencia de prensa en la Legislatura.
El juez e Ibarra, otra pelea
Gallardo se convirtió en juez en 2000, cargo al que accedió por concurso. Desde ese entonces, se enfrentó con Aníbal Ibarra luego de una serie de medidas. En 2005 le trabó depósitos por $ 1.100 millones a la Ciudad para garantizar que se les pague un subsidio a los cartoneros de la Capital que él mismo había dispuesto. En ese entonces en el gobierno ibarrista dijeron que no lo harán y calificaron el fallo como “un abuso de autoridad”.
Ya en octubre del 2004 Gallardo le embargó parte del sueldo a Ibarra por no haber trasladado a personas que habitaban en hoteles alquilados por la Comuna, y que, para el juez, vivían en condiciones precarias. En marzo de 2005 ordenó a Ibarra que clausurara el Casino flotante, medida que nunca se llevó a cabo. Por ese cruce, Ibarra acusó al magistrado de “fascista”.
En junio Gallardo dio un golpe letal: clausuró La Rural e impidió, entonces, que se realizara la última jornada del Salón Internacional del Automóvil.
El juez lo decidió al entender que el centro de exposiciones carecía de habilitación. En la Comuna afirmaron, en cambio, que el trámite de habilitación estaba en marcha, y que con eso era suficiente. Tras varias idas y vueltas judiciales, la clausura fue levantada por la Cámara de Apelaciones el 5 de julio.
Además, el juez en lo contencioso administrativo también intervino judicialmente el colegio Normal 1 y clausuró el Normal 9, ambos por problemas edilicios.
En medio de su enfrentamiento con el ibarrismo, se lo acusó de ser deudor irrecuperable de varios bancos, algo que nunca desmintió.
Relaciones peligrosas
Pero a las malas relaciones con el ibarrismo contrastaban drásticamente con sus buenas relaciones políticas con dirigentes de otras fuerzas.
Por ejemplo, Gallardo fue socio del actual presidente del bloque kirchnerista de la Legislatura porteña, Diego Kravetz. Luego, cuando el diputado albertista ingresó en el Parlamento de la ciudad, se separaron, pero mantuvieron una buena relación.
A tal punto que este año, en medio del debate por las retenciones, el mismo juez ordenó que las carpas K no sean desalojadas, tal como pretendía el macrismo, luego de aceptar un recurso presentado por el propio Kravetz.
También, tuvo una relación de “amistad” con la ex legisladora Beatriz Baltroc, quien supo pasar por: el Frepaso, la izquierda y terminó con el Frente para la Victoria.
A tal punto que, luego de un pedido de juicio político en 2006, la misma Baltroc lo acompañó mientras se debatía la situación del juez. Finalmente, con ayuda de los K, logró zafar de un procesamiento que lo hubiera alejado de la Justicia.
Hoy, en la conferencia de prensa en la que denunciaba el vaciamiento de su juzgado por parte del macrismo, se lo pudo ver acompañado de Mario Kestelboim, defensor General de la Ciudad propuesto por el albertismo, y por Juan Cabandié, el joven líder de “La Cámpora” y secretario de Juventud del PJ de Néstor Kirchner (quien inclusive divulgó críticas al gobierno por este tema).
El hombre
Gallardo es petiso y pelado. Tiene tres hijas y ya pasó los cuarenta años. Efusivo y de una dialéctica envidiable, el juez no tiene empacho en opinar de todos los temas, a pesar de que ostenta un cargo de jerarquía.
Sobre su militancia política, acepta que tuvo un “pecado de juventud”: haber militado a la UCR cuando sólo tenía 17 años.
Quienes lo conocen, hablan de un hombre desordenado y muy comprometido con una ideología claramente de izquierda que no se ocupa en disimular. Inclusive suele decir que “la teoría marxista” es una fuente intelectual insoslayable.
En su despacho, en el primer piso de Avenida de Mayo 761, tiene retratos del diputado socialista Alfredo Palacios, del Che Guevara y del ex presidente chileno Salvador Allende, derrocado por la dictadura de Augusto Pinochet en 1973.
También, en la vida de Gallardo hay lugar para la religión: en su oficina se pueden ver una serie de crucifijos. Según dice, están relacionados con su catolicismo de izquierda, vinculado a la “teología de la liberación”, una corriente que proponía reconciliar las teorías revolucionarias con la doctrina de Jesús.
En este contexto, apoya a Hugo Chávez y opina, entre los suyos, que es “una persona, honesta y leal”, y cree que Estados Unidos, como poder hegemónico, corrompe la unidad latinoamericana.
De todas maneras, fuera de la política, Gallardo sufrió episodios inéditos. Entre ellos, en marzo de este año se encontraba en su oficina cuando después de haber sorbido un mate y notar que lo que había en la bebida no sólo era yerba, se encontró con “restos de excrementos humanos”.
En ese momento se abrió una insólita causa judicial a cargo del fiscal de Instrucción Carlos Gamallo, quien secuestro la bombilla y el mate. En parte, lo llamativo fue que el mate y su bombilla habían sido guardados limpios en un armario sin llave días atrás. Además, el inodoro del baño que utiliza Gallardo apareció tapado y lleno de toallitas de papel.
Fuente: periodismodeverdad

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