
Desde entonces, el crecimiento de esta parte de la isla como destino turístico mundial no se ha detenido, consolidándose y manteniendo un ritmo vertiginoso de desarrollo en términos de infraestructura. El litoral del sol naciente dominicano se ha consagrado pues como la puerta y estandarte del país (El aeropuerto de Punta Cana recibe más viajeros que la suma de todos los aeropuertos del país juntos) y como corolario, ha venido trazando las pautas para establecerse como una marca-región de prestigio en el escenario turístico del caribe y el mundo.
Pero…. ¿Que más podemos esperar de esta zona? ¿Hacia donde se dirige Punta Cana? ¿Se puede concluir que materialmente Punta Cana llegó a su punto máximo de desarrollo o que esta apunto de hacerlo?...

Para tener una idea de hacia donde se dirige Punta Cana, solo hay que ver que de la cifra record de US$12,356,000,000 que se invierten actualmente en renglón turismo en toda República Dominicana. El cluster de Punta Cana (Juanillo-Macao), se lleva la friolera de US$11,759,000,000, lo que equivale al 95% de toda la inversión. (Casi dos veces la deuda externa nacional)

Visto este escenario, que toma forma día a día ante nuestros ojos, tenemos que estar concientes de algo que no admite dudas por cuanto se manifiesta científicamente obedeciendo a reglas sociológicas, económicas y urbanas.
Punta Cana, desde Juanillo hasta Macao y áreas circundantes, se convierte en el motor de un auge inmobiliario y comercial que senta las bases para convertirse en el mediano y largo plazo en una metrópolis turística, con Bávaro como núcleo urbano.

Llegará el momento en que se impondrá producir la mayor parte de estos insumos en el área y establecer localmente grandes sedes de comercialización. Estamos hablando pues, que más que polo turístico, la zona de Punta Cana-Bavaro y áreas contiguas se constituirá en un polo económico-comercial con fuerza productiva propia, que en términos de impacto socioeconómico y urbano se ubicará por encima de las principales zonas del país, incluyendo la capital Dominicana.
El perfil de Punta Cana apunta entonces hacia una ciudad global, término acuňado por la socióloga Saskia Sassen en 1991 que define un gran centro bancario, comercial, financiero, político e industrial que se distingue por su gran poder e influencia a nivel regional, nacional e internacional. A estos efectos nos queda repasar las lecciones aprendidas para no cargar con el lastre que soportan hoy las grandes ciudades y ser astutos y “positivamente oportunistas” en el sentido de aprovechar la casi inevitable degradación ambiental de las mismas.
En este tenor resultan muy ilustrativas las inquietantes advertencias de la ONU de que de aquí al año 2030 las ciudades podrían ser inhabitables por la imposibilidad de respirar en ellas como resultado de la contaminación. Bajo la inferencia de este escenario futuro, podemos plantear en el presente el desarrollo urbano de Punta Cana de acuerdo a los lineamientos del proyecto “Las ciudades verdes, un plan para el planeta”, presentado por las Naciones Unidas en el marco de las Jornadas Mundiales del Medioambiente, celebradas a principios de junio en California, basado en la creación de bosques urbanos y espacios verdes.
El reto se plantea entonces en términos de prepararnos para esta realidad tangible que se esta gestando, y como estado, plantear los lineamientos y el marco jurídico que nos permitan adelantar una planeación regional con tiempo, que pueda llevar la zona hacia un desarrollo urbano y humano que sea amigable con el medio ambiente, como única garantía de su sostenibilidad y viabilidad en el tiempo.
¿Qué hacia donde va Punta Cana?...Rumbo a una ciudad global, una metrópoli cosmopolita y turística con potencial de ser el mejor híbrido producto de la mezcla de lo mejor de Río de Janeiro, Las Bahamas, Cancún y New Cork, pero mucho mejor, porque llevará en su inmanencia la característica calidez y el inconfundible carácter dominicano.
Fuente: diariodigital
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