
La semana pasada el Rockefeller Poker Room, un casino de Bogotá, lanzó un juego cuyo premio es un viaje al espacio. Parecía una broma. Es cierto que otras empresas como Bavaria ya han rifado objetos poco convencionales, como un cuadro de Fernando Botero, pero un viaje al espacio sonaba, literalmente, como algo del otro mundo. Aunque ya ha habido uno que otro excéntrico millonario que ha vivido esta aventura, se veía lejos el día en que estos viajes se pudieran hacer de manera rutinaria y mucho menos sacárselo como premio en una rifa.
Para ganarse el tiquete al espacio hay que jugar en el casino y ganar. Cada vez que lo haga, la persona obtendrá un tarjetón con casillas para raspar. Si seis de ellas tienen símbolos iguales, se va para la subórbita de la Tierra. “Es difícil que alguien se lo gane, tengo que admitir”,dice Dan Kaiser, dueño del casino. “Pero la posibilidad es real”. En caso de que suceda, el casino tiene un seguro que pagaría el equivalente al tiquete o que tramitaría la reserva. Así las cosas, no se sabe cuándo habrá un ganador, pues el juego va sólo hasta julio y hay 10.000 tarjetones.
Lo que sí se sabe es que los viajes espaciales para pasajeros van en serio. Virgin Galactic, la primera aerolínea espacial, promete llevar a los primeros turistas en 2009 a un costo de 200.000 dólares por persona, una cifra mucho menor a los 20 millones que pagó el empresario Gregory Olsen en 2005 por ir a la Estación Espacial Internacional. Aunque en un comienzo los primeros astronautas serán millonarios o personas que, como el afortunado colombiano, tengan mucha suerte en un juego de raspa raspa, se espera que en poco tiempo este tipo de viajes será accesible a muchos más.
El proyecto cuenta con el respaldo de un experto en la materia. Se trata del empresario Richard Branson, fundador de Virgin Atlantic, quien compró los derechos de SpaceShipTwo, una nave que se está construyendo en California de acuerdo con los diseños de Burt Rutan. El modelo ya está probado. Rutan se está guiando por el patrón de SpaceShipOne, un vehículo construido hace varios años por él mismo y con el que ganó el premio Ansari X en 2004, en un concurso que buscaba promover el desarrollo de un avión que viajara al espacio con cinco tripulantes.
El viaje que propone este par es muy diferente al de los transbordadores de la Nasa. Para empezar, el despegue es horizontal y para esto se requiere una especie de nave nodriza, conocida como el WhiteKnight, que se asemeja a un jet privado. Cuando el aparato alcanza los 50.000 pies de altura libera al SpaceShipTwo, que enciende sus motores para llegar en 90 segundos a una altura de 360.000 pies, muchomayor a la que van las aerolíneas comerciales . Todo esto se hace a una velocidad tres veces mayor a la del sonido.
Cuando la nave ya se encuentra en la subórbita, sus alas se pliegan hacia arriba para facilitar la entrada de nuevo a la atmósfera terrestre. Este sistema permite desacelerar el avión y disminuir los riesgos de esa fase del vuelo. “De esta forma el piloto no tiene un control tan crítico con el ángulo de la nave, pues ella se alinea automáticamente”, dice Branson en uno de los videos promocionales de los viajes. Luego del regreso a la atmósfera las alas vuelven a reconfigurarse de forma horizontal para iniciar la preparación del aterrizaje. El vuelo en total durará dos horas.
La nave espacial no está hecha de metales sino de una mezcla de fibras de carbón, un material conocido como composite, y no requiere protección para el calor debido al mencionado mecanismo de las alas. Cuenta con un motor y no con los cohetes de combustible sólido del vehículo de la Nasa, que suponen un riesgo para la tripulación, como se pudo apreciar en el desastre del Challenger en 1986.
Los futuros astronautas del SpaceShipTwo no tendrán que hacer un curso muy largo para el viaje. Sólo se requiere tres días de entrenamiento para acostumbrarse a la sensación de gravedad cero. El requisito más importante es pasar un examen médico exhaustivo que incluye no sólo tener condiciones físicas óptimas sino también mentales. Virgin Galactic anunció recientemente que 80 potenciales pasajeros ya pasaron este chequeo médico.
Los despegues iniciales se harán desde el desierto de Mojave, donde se construirá un lugar para el entrenamiento de los turistas. La meta, sin embargo, es buscar otros sitios en el mundo para facilitar las oportunidades a más personas. El juego del casino es una estrategia publicitaria llamativa. Es posible que ningún colombiano se gane el cupo, pero la idea vuelve a recordarles a todos que los viajes para ver a la estrellas están más cerca de lo que se cree.
Fuente: semana
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